Era necesario sensibilizar a las poblaciones de acogida y abrir sus ojos ante las desgarradoras situaciones a las que se enfrentan los refugiados, por lo que para logralor creamos una estrategia de comunicación digital de implementación regional que en el corazón contenía una herramienta de vinculación sencilla pero poderosa entre refugiados y personas de a pie de la sociedad civil: un filtro de Instagram.

A través de este instrumento, los usuarios de las Redes Sociales fueron capaces de donar su voz y rostro para narrar de viva voz y en primera persona fragmentos de las historias de vida de las personas refugiadas; de esta manera la perspectiva individual, se convirtió en una herramienta colectiva de amplificación que le permitió a cualquier persona ponerse en los zapatos de un refugiado para darle un rostro a su historia y generar empatía en su círculo social.